Serranía de Ronda: Tradición milenaria en el arte de la vid

La ruta de las bodegas y vinos de la serranía de Ronda engloba los municipios de Ronda y Arriate, un área vinícola de gran diversidad. Integrada en la Denominación de Origen  Sierras de Málaga, está localizada en la zona más noroccidental de la provincia malagueña, abrazada por los parques Naturales de Grazalema, Sierra de las Nieves y los Alcornocales.

Varios son los testimonios arqueológicos y documentales que aseveran la larga tradición de la Serrania de Ronda como tierra de vid y vinos, el más significativo de ellos se encuentra en el cercano yacimiento arqueológico de la ciudad ibero romana de Acinipo (47 -44 a.C).

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La ruta del vino de Ronda engloba a 16 bodegas visitables además de estar  rodeada por tres parques naturales: la Sierra de Grazalema, la Sierra de las Nieves y el Parque de los Alcornocales, los dos primeros declarados por UNESCO “Reserva de la Biosfera” y una veintena más de espacios naturales protegidos.

El epicentro de la ruta se encuentra en la ciudad milenaria de Ronda, declarada bien de interés cultural desde 1966 y poseedora de un rico y diverso patrimonio histórico como son sus baños árabes, el puente nuevo sobre el tajo o la plaza de toros, que se combinan extraordinariamente con el paisaje del viñedo.

Buena parte de la singularidad de los vinos de Ronda se debe a su situación particular en la latitud más meridional del arco del mediterráneo. La diversidad geológica de los suelos, junto a la altitud y las características climáticas configuran un escenario biodiverso que desarrolla vinos tintos, blancos y rosados que se caracterizan por su gran despliegue de aromas y gran personalidad. Los vinos de la Serrania de Ronda se elaboran con las variedades blancas de chardonnay, sauvignon blanc, riesling y con las tintas tempranillo, cabernet sauvignon, pinor noir, entre otras.

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Entre las bodegas abiertas al público y que merecen una visita podemos destacar la bodega Descalzos Viejos, que se ubica en un antiguo convento de la orden Trinitaria del S. XVI, reformado y convertido en el edificio central de la bodega; las bodegas Los Frutales, especializada en vino ecológico, o la bodega Kieninger, fundada por el arquitecto austriaco Martin Kieninger en 1998, que comenzó el proyecto trayendo 4000 cepas de Austria de las variedades  Blaufraenkisch y Zweigel.

Además, la serranía de Ronda cuenta con un rico patrimonio gastronómico que abarca desde las recetas tradicionales y sencillas hasta la cocina de autor más exquisita. En este sentido, destaca  la fabricación de embutidos de cerdo ibérico, la elaboración de quesos artesanales con las razas autóctonas payoya y merina grazalemeña, o los aceites de oliva virgen extra. Recomendable es la visita al Mesón el Sacristán y probar sus deliciosas carnes a la brasa, o ir de tapeo al Bar El convento, ambos en la localidad de Ronda.

Todo ello, unido a un entorno natural, que sin duda, supone toda una hermosa fiesta para los sentidos. En cada rincón de la Serranía es posible encontrar aventura y tranquilidad, y actividades para todas las edades y condiciones físicas como senderismo, espeleología, cicloturismo, que se unen a las actividades propias del enoturista como un paseo entre viñedos, cursos de cata, tratamientos de vinoterapia, conciertos y música de clásica o jazz en las propias bodegas.

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